Reflexión de fin de año

16 / 12 / 23 Por: Wilma Muñoz, presidente CChC Osorno
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Por Wilma Muñoz, presidente CChC Osorno

Publicada el sábado 16 de diciembre 2023 en el Diario Austral Osorno

Arribando a la última estación del año, cansados y estresados y corriendo para alcanzar a cumplir con las metas auto impuestas al inicio de este, me pregunto si el próximo será más auspicioso.

Se sabía que el 2023 no venía fácil, que sería un año en el que nos veríamos sometidos al vaivén de impensados acontecimientos climáticos, sociales y políticos, al más puro estilo de un péndulo que llevaría al límite nuestra capacidad de adaptación a los cambios.

Y mientras me pongo la coraza para salir a enfrentar el año que se anuncia tan incierto como este, regresa desde el fondo de mi memoria la historia del sastre, el oso y el rey.

En un tiempo y un reino muy lejano, vivió un rey con fama de autoritario y cruel, quien al despertar una mañana descubrió mientras lo vestían, que a su traje favorito le faltaba un botón. Enfurecido hizo traer al sastre de palacio y mostrándole su falta, lo envió al calabozo para que fuera ejecutado al día siguiente por la tarde.

Esa noche mientras el sastre, quien había servido en palacio toda su vida, comía acongojado su ultima cena suspirando exclamó: …” pobre Majestad” … Al escucharlo el guardia que lo custodiaba le dijo: “¡Pobre de ti… que mañana a esta hora ya no estarás aquí!”

“Es verdad…” contestó el sastre - … “y así el rey perderá la gran oportunidad de escuchar hablar a su oso favorito”. Incrédulo y sorprendido el guardia exclamó: “¿Me dirás que sabes cómo hacer hablar a un oso?”; “Es un antiguo secreto de familia”, contestó el hombre y continuó comiendo lentamente. Rápidamente el guardia se encargó de que el monarca se enterara de la noticia y el sastre fue llevado de inmediato a su presencia. “Te ordeno que le enseñes a hablar a mi oso.” le dijo.

“Majestad, nada me gustaría más que complacerlo, pero no me queda tiempo. Mi ejecución es mañana.”

“¿Y cuánto tiempo necesitas para eso? – le preguntó el rey. “Bueno, eso depende de la inteligencia del oso, pero en el mejor de los casos, ¡yo creo que dos años!”, contestó el sastre.

“Que así sea! Suspendo tu pena por dos años y te permito regresar con tu familia para que te dediques exclusivamente a enseñar a hablar a mi oso. Pero te advierto que si al cabo de dos años mi oso no habla, tu cabeza rodará...!”.

Aliviado, partió el sastre a su casa donde lo esperaban su mujer y sus hijos, a quienes relató su acuerdo con el rey.

“Pero tú estás loco ..!” le dijo su esposa : ..”jamás has estado ni cerca de un oso y enseñarle a hablar, mucho menos, “Calma mujer..” le contestó el hombre, ” ¿Quién puede ver el futuro? En dos años pueden pasar tantas cosas: …se puede morir el rey, me puedo morir yo, se puede morir el oso… y ¿cómo sabes? …en una de esas… ¡el oso aprende a hablar…!”

Por qué no seguir el ejemplo del sastre y confiar en nuestra capacidad de reinventarnos y en una de esas, ¿enfrentados a la adversidad? ¿Quién sabe? logramos cumplir nuestra lista de propósitos para el 2024 y como el efecto colateral de una cadena de favores, conseguimos mejorar un poco el mundo. Les propongo que partamos por casa.