La segunda cuarentena

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Por Andrés Angulo, presidente CChC Osorno.

Publicada el sábado 10 de octubre 2020.

Después de los 30 días de cuarentena de marzo que terminaron el 28 de abril, estuvimos en Fase 2 (o de transición) 103 días, para pasar el 20 de julio a 80 días en Fase 3 o de preparación. En esta etapa, pudimos retomar nuestra actividad. Y a pesar de todas las precauciones que debimos hacer parte de nuestro día a día para prevenir el contagio, aquellos casi tres meses, fueron lo más cercano que estuvimos de recuperar nuestra normalidad.

Como Osorninos, creíamos asumida esta nueva cultura del cuidado del otro y del propio que la autoridad promueve. Pero las cifras decían que no lo estábamos haciendo bien y desde el pasado sábado 3, hemos vuelto a la primera fase. Hoy, 3stamos en nuestra segunda cuarentena.

Sin embargo, en la construcción, nos hicimos cargo de esta nueva cultura preventiva. A nivel nacional, la Cámara Chilena de la Construcción, ha desarrollado y validado ante las autoridades, un protocolo sanitario que las empresas asociadas han implementado con todo éxito, reduciendo la tasa de contagiosidad del sector construcción a un 0,07. Esto significa que, la tasa promedio de contagio en faenas de empresas adscritas a las medidas, es 35 veces menor que el promedio nacional. En Osorno, todas se encuentran operando bajo dicho manual de precauciones.

Teníamos dos grandes ventajas. Primero, la construcción es un proceso colaborativo que solo funciona si es ejecutado en red. Desde el transporte de materiales e insumos a proveedores, hasta su montaje final, en cada obra de construcción se mantiene presente el espíritu de cooperación durante el proceso. Segundo, cada obra es un sistema cerrado de acceso restringido. Por ello, implementar un protocolo – que implique la toma de temperatura, lavado de manos, distanciamiento físico, uso de mascarillas y guantes, entre otras medidas – facilitan el objetivo de detectar, aislar y trazar.

El uso de elementos de protección personal es un hábito entre los trabajadores de la construcción, por lo que dotarlos de cualidades sanitarias no fue un gran desafío. Pero la real ventaja estuvo en el modo red del trabajo colaborativo, porque cada etapa del proceso de construcción se mira y mide tanto en la etapa anterior como en la posterior: no existen hechos aislados.

Creo que uno de los factores que falló en nuestra comunidad Osornina, fue esta permanente observación y evaluación en el autocuidado y el cuidado de nuestro vecino. Nos faltó hacer del otro el centro de nuestra red. Pero aprenderemos. No tengo dudas de ello.