La ciudad en cuarentena

23 / 05 / 20
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Por Alicia Vesperinas 

Publicada el 23 de mayo del 2020 en el Diario Austral Osorno

 

Como anunciaban las proyecciones, los contagios por Covid-19 han seguido las fórmulas matemáticas con notable precisión. Era cosa de tiempo, más aún conocido con antelación lo ocurrido en el hemisferio norte para que en nuestro país se adoptara el confinamiento como última medida para evitar la dispersión descontrolada de la enfermedad.

La cuarentena busca mantener acotada el área de circulación de las personas y por consecuencia del virus, pero como es necesario continuar con la provisión de servicios básicos, alimentos y trámites varios, el encierro total no es posible. Cabe entonces preguntarse ¿cómo incide el diseño de la ciudad en los habitantes en una situación de cuarentena?

Las pestes son enfermedades de la densidad, del hacinamiento. No es casualidad que, transcurridos poco más de dos meses desde el primer caso, la capital, Santiago, concentre casi el 80% de los contagios y, por el contrario, la región de Aysén apenas registre unos pocos. Una de las actividades diarias que más aglomera a las personas es el transporte público. Minimizar su uso o eliminar, en lo posible muchos traslados significará frenar la transmisión del ya famoso coronavirus.

Surge así la idea de, en vez de obligar a cruzar media ciudad para acceder a bienes y servicios, mejor sería llevar esos servicios a los barrios. Qué distinto sería poder contar con trabajo, comercio, educación, salud, esparcimiento y deportes en un radio caminable. Qué distinto sería poder establecer perímetros sanitarios por zonas de donde no sea necesario salir, en vez de recluirnos en las casas. Qué distinto sería, incluso superada esta emergencia, ganar para la vida las horas perdidas en tacos desesperantes diariamente. Qué distinto sería fomentar negocios locales y pequeños emprendimientos, como tantos que han surgido últimamente.

Con esto en mente, el Consejo Urbano conformado a fines del año pasado retomará por estos días sus funciones. Aún es muy pronto para anticipar cómo cambiará la planificación de la urbe dadas las nuevas restricciones que hemos debido afrontar. Es de esperar que este largo tiempo de reflexión nos motive a soñar con una mejor ciudad, y lo más importante, hacerla una realidad.