HACERNOS CARGO DE LO QUE SOMOS

Cada vez que aparecen mediciones de las ciudades de Chile, principalmente relacionadas a la calidad de vida, vemos cómo nuestra Calama se encuentra ubicada en los últimos lugares y esto es hablando de espacios de esparcimiento, recreación, áreas verdes, etc.

Y a partir de esto se desatan debates referidos, por ejemplo, a cuánto verde tenemos o no tenemos, y nos preguntamos cuán verde puede ser esta ciudad oasis, ciudad altiplánica, ciudad de altura, ciudad en medio de un desierto.

Si bien entendemos el aporte a la calidad de vida que entregan los espacios públicos recreacionales, es conveniente que consideremos la caracterización de nuestra zona.

Debemos comenzar a pensar en lo que tenemos y lo que podemos lograr.

Tal vez es necesario que definamos nuestros parques más centrados en la vegetación autóctona de la zona, la que podemos ver crecer en esta tierra, como lo son vegetación cultivable (principalmente de alfalfa y maíz); vegetación de las áreas de humedal ubicadas contiguas al río Loa; y la vegetación desértica también llamada xerófita (del latín xeros = seco)

Es necesario asumir también que nuestro clima es desértico nuboso en algunos sectores, desértico normal y desértico marginal de altura en el altiplano, con gran oscilación térmica entre el día y la noche, lo que restringe bastante el tipo de vegetación.

Finalmente, asumamos la escasa agua que tenemos.

Por esa razón, pensando en que es necesario fomentar la implementación y rescate de lugares públicos recreacionales y de esparcimiento, la invitación es a centrarnos en proyectos acorde a nuestra geografía, a nuestro clima, a nuestro río Loa y a nuestras quebradas.

Miremos nuestro entorno, revisemos nuestra historia y a partir de esto comencemos a pensar cómo podríamos recuperar nuestros paisajes de antaño.

La identidad de una ciudad no es algo impuesto a partir de una bonita postal. La identidad de las ciudades la avalan la historia y su realidad. Es tiempo de hacernos cargo de lo que somos.