Conviviendo con el virus

04 / 07 / 20
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Por Alicia Vesperinas

Publicado el 04 de julio en el Diario Austral Osorno

Ignaz Semmelweis fue un médico obstetra húngaro que ejerció a mediados del siglo XIX. En dicha época era muy frecuente que las mujeres desarrollaran la fiebre del parto luego de dar a luz. El desenlace era la muerte en aproximadamente el 30% de los casos. El médico hizo una simple observación. Constató que en aquellas salas de parto que eran atendidas por médicos, la mortalidad era tres a cinco veces superior que en aquellas atendidas por matronas. ¿Cuál era la causa de tan distinta realidad? Las matronas tenían por costumbre lavarse las manos antes de emprender sus labores, no así los médicos.

Semmelweis publicó en 1861, su investigación y propuso medidas para controlar la fiebre puerperal. A pesar de varias publicaciones difundiendo sus resultados y demostrando que el lavado profundo de las manos de los obstetras reducía significativamente la mortalidad a menos del 1 %, las observaciones de Semmelweis entraban en conflicto con la opinión médica establecida en su tiempo y sus ideas fueron rechazadas.

Afortunadamente, los estudios de este médico fueron continuados por Pasteur, Lister y Koch quienes demostraron que las infecciones estaban relacionadas con organismos que hoy conocemos como bacterias lo que abrió la puerta al desarrollo de muchos avances científicos que han salvado millones de vidas.

Hoy debemos enfrentarnos a un virus que tiene al mundo convulsionado. Al igual que hace 160 años debemos hoy encontrar la forma de entender sus particulares mecanismos y aprender a convivir con él mientras se trabaja contra el tiempo en el desarrollo de una vacuna.

Hasta donde se tiene conocimiento, usar mascarilla, mantener la distancia física y lavarse frecuentemente las manos impide el contagio entre personas. En la Cámara Chilena de la Construcción elaboramos un protocolo sanitario, de cumplimiento obligatorio para nuestros asociados a nivel nacional que busca que las obras sean lugares en donde se respeten dichas medidas, se pesquisen y aíslen posibles casos y se minimice al máximo la posibilidad de transmisión de la enfermedad en la faena, oficina o recinto de atención a público.

La incorporación de estos nuevos hábitos tiene buenos resultados. Así lo demuestran las cifras de contagios registrados en Osorno, que luego de dos meses sin cuarentena ha mantenido al mínimo los nuevos casos. Instamos a los demás sectores productivos a adoptar sus propios protocolos para que entre todos podamos retomar con seguridad y a la brevedad posible la alicaída actividad económica.