Chile en el precipicio

11 / 03 / 23 Por: Ricardo Salman Aburdene, Presidente CChC Chillán
FOTO_RICARDO_SALMAN_PRESIDENTE_CCHC_CHILLA%CC%81N.jpeg FOTO_aRICARDO_SALMAN_PRESIDENTE_CCHC_CHILLA%CC%81N.jpeg

Hemos tenido una semana crucial para el devenir del progreso económico del país, del nivel de empleo, crecimiento de los salarios reales, tasa de participación en el mercado del trabajo, inflación y déficit habitacional, por mencionar algunas de las implicancias del proyecto de Reforma Tributaria presentada por el Gobierno en julio del 2022, tramitada por la Comisión de Hacienda, para votarse en el pleno de la Cámara de Diputadas y Diputados esta semana.

Hay que reconocer a los parlamentarios la objetividad en el análisis y su altura de miras para votar la Reforma Tributaria, teniendo el Gobierno mayoría, se ha optado por rechazar el proyecto. Esto no ha sido resultado de un antojo o fruto de presión de los sectores de derecha, ha sido una decisión bien fundada, transformándose en la primera Reforma Tributaria en ser rechazada en su primer trámite legislativo.

No podía aprobarse una Reforma Tributaria que no iba a recaudar y que además el costo de implementarla sería mayor que los beneficios, puesto que incrementaría el desempleo, dado que la Reforma establecía fuertes castigos con altas tasas de impuesto al ahorro de empresas y familias, que son necesarios para la inversión y generación de puestos de trabajo.

Porque queremos que al Gobierno y al País le vaya bien, porque así las familias estarán mejor, compartimos el rechazo de los parlamentarios a esta reforma. Vemos en esta decisión que se ha puesto primero el interés por el bienestar general y una mirada país de largo plazo, en que la iniciativa privada, los incentivos y los impuestos bien ponderados, generan el impulso que mueve al país, que ha permitido reducir la pobreza y lo han llevado al progreso y a un alto nivel de desarrollo y bienestar de las personas.

Sin duda, que nos queda terreno por avanzar, las familias demandan más beneficios y éstos hay que financiarlos, por esto nos importa que crezcan los ingresos tributarios, junto con revisar un eficiente empleo de los mismos, pero es justamente el crecimiento económico el responsable del crecimiento del 80% de los ingresos tributarios, esto deja claro dónde hay que poner el acento y que los parlamentarios no se equivocaron. Sólo el 20% del incremento proviene de las reformas, pero éstas han provocado una caída en la tasa de crecimiento de la recaudación de un 1% por cada punto del PIB.

Otro de los grandes temas pendientes por resolver como país es el déficit habitacional, problema al que la reforma agravaba su situación al quitar incentivos a los compradores de vivienda para poner en arriendo, gravando estos ingresos con impuesto renta que por consiguiente generaba un segundo efecto dañino en términos de elevar el precio de los arriendos.

Se ha dicho que esta reforma era anti-elusión, pero son precisamente las altas tasas de impuestos las que incentivan la elusión tributaria, porque la hace más rentable y es hacia donde nos encaminábamos. Los altos tributos hacen que “algunos” prefieran estar al margen de la ley para no asumir los costos o estar en la informalidad para percibir todos los beneficios, y este es un grave problema de difícil solución, que se ha venido incrementando con los años, con un alto costo para el Estado.

El rechazo de esta reforma era lo responsable y a la vez necesario para que las empresas puedan asumir las reformas laboral y previsional.

Nos hemos librado de un gran precipicio, pero estuvimos a punto de caer.