Energía: Llegó la hora de tomar decisiones

10 / 05 / 14

Una noche, conversando con inversionistas extranjeros, me preguntaron cuáles eran las ventajas competitivas de Chile. Les dije que la institucionalidad, la tecnología, el capital humano y un largo etcétera. Sin embargo cuando me hicieron mención a los costos de producción, los atributos ya no eran tan evidentes, pues sólo me bastó tomar en consideración un elemento, el energético, para darme cuenta que nos estamos quedando atrás.

Si nos ponemos a revisar las cifras históricas de costo, hace dos décadas el valor por megawatt/hora no superaba los 60 dólares. Hoy ya sobrepasó los US$150, alejándonos de otros países de la región como Perú (US$80 mwh) y Colombia (US$100 mwh), según un reporte del World Economic Forum. Pero eso no es todo, debido a la sequía, el Centro de Despacho Económico de Carga del Sistema Interconectado Central (SIC) ya anticipó que este año llegaríamos a los US$260 mwh. Entonces, ¿qué podemos hacer ante este escenario?

Hoy nadie tiene la solución exacta, sin embargo, hay ciertos indicios de que -a través de un mix entre fuentes renovables y convencionales- asumiremos la demanda existente y tenderemos a estabilizar los precios. Como Cámara Chilena de la Construcción (CChC) estamos preocupados de generar una sinergia con la autoridad para poner atajo a este problema y evitar la pérdida de competitividad.

A través del documento “Propuestas para construir un Chile desarrollado y equitativo” le mencionamos al Gobierno la necesidad de aprovechar las energías renovables no convencionales, pues en la Región de Coquimbo tenemos una capacidad instalada de 2 millones de Mw, sin embargo sólo el 22% está aportando al SIC. Eso explica por qué como región sólo generamos 742 mil Mw (entre fuentes renovables y fósiles) de los 3,5 millones de Mw requeridos cada año.

Asumiendo que para la industria los costos relativos de energía llegan al 25%, nos urge delinear estrategias que nos hagan más competitivos, de allí que llamemos al Estado a que facilite la construcción de obras de generación y transmisión de energía. Asimismo, promover el gas natural, una de las fuentes fósiles menos contaminantes en la actualidad.

También sería interesante incorporar modificaciones al modelo de tarificación vigente para traspasar poder de mercado de los generadores a los compradores. Con estos pequeños grandes pasos al 2030 habría una visión más optimista hacia estas interrogantes que hoy nos inundan.