Opinión: Pequeña Gran Infraestructura

13 / 06 / 17
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En las últimas semanas diversos candidatos a la Presidencia de la República han dado a conocer los ejes de sus eventuales gobiernos, destacando la implementación de ambiciosos planes de infraestructura.

Bien por Chile que así sea. Primero, porque tenemos un significativo déficit en esta materia. Según los especialistas con los que elaboramos nuestro informe Infraestructura Crítica para el Desarrollo (ICD), este asciende a US$ 151.ooo millones para el período 2016-2025.    

En segundo lugar, la infraestructura es motor del desarrollo. Su disponibilidad crea las condiciones para que todos los sectores económicos sean más productivos y, por ende, más competitivos. Y en un mundo globalizado esto es clave para que ganen nuevos mercados, sean sostenibles en el tiempo y creen nuevas fuentes de trabajo.

Junto con lo anterior, en lo que quizás sea su atributo más importante, la infraestructura mejora las condiciones y la calidad de vida de las personas, acercándoles los beneficios del desarrollo a su realidad cotidiana.

Dicho esto, los candidatos presidenciales también podrían ser los protagonistas de un cambio radical en materia de equidad urbana, comprometiéndose a dotar de infraestructura básica a barrios y comunas del país.

En efecto, y si bien es cierto que existe un déficit de infraestructura, no podemos desconocer el esfuerzo que se ha hecho por acercar a las personas infraestructura asociada -por ejemplo- a educación, salud, seguridad y transporte. Pero hay otra infraestructura, quizás menos emblemática, aunque de enorme impacto, que no ha sido suficientemente abordada.

Me refiero a espacios públicos y áreas verdes a la mano de las familias, calles y veredas de buena calidad, sistemas de iluminación pública que ofrezcan confort y seguridad y hasta buenos paraderos de locomoción colectiva. La meta a la que debemos aspirar es que todas las comunas, sin importar el nivel socioeconómico de sus habitantes, ofrezcan un mismo estándar básico de infraestructura urbana.

De esta forma se daría un paso importante en el largo camino de revertir el hecho de que dentro de una misma área metropolitana coexisten comunas con calidad de vida de países desarrollados y otras con niveles propios de naciones del tercer mundo.

El Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) 2017, que elaboramos en conjunto con la Universidad Católica, lo demostró con brutal claridad: cinco de las diez comunas con mejor calidad de vida urbana de Chile son del Gran Santiago, al igual que las diez comunas con peor calidad de vida de todo el país. Las condiciones del entorno no explican toda esta brecha, pero sí son un factor incidente relevante.  

 

Pensar cómo queremos que sean nuestros barrios y ciudades en los próximos años es un desafío impostergable. Y qué mejor que tomar las elecciones presidenciales como una gran oportunidad para generar compromisos en este ámbito crítico para todos.

 

Sergio Torretti C.

Presidente

Cámara Chilena de la Construcción